tenía tantos vértices que clavarse... tantos huecos en los que perderse... ...tras manosearla, con incomodidad primero y luego con indiferencia, dejó de doler para rodar hasta desaparecer
la perseverancia y el objetivo fijaron una única dirección. la inercia se generó y las partes conocían con exactitud el modo, el lugar y el momento, en el cual debían converger.